Artículo escrito por Carol Galleguillos, psicoterapeuta de Psicoterapia Adultos, publicado originalmente en Siquiatrico.cl
En este artículo Carol nos invita a una breve reflexión que nos permite recordar que la Salud Mental comprende más que la necesidad de curación de las afecciones más conocidas. También incluye, fundamentalmente, el cuidado por la propia SALUD en cuanto bienestar.
“Salud, dinero y amor”. Las tres cosas que más comúnmente pedimos para nosotros mismos y deseamos en señal de buena voluntad hacia otros. Sin embargo, por común que sea la expresión, ¿le tomamos el peso realmente a qué es para nosotros la SALUD?
Lo curioso de la frase anterior, y es el tema con el que pretendo comenzar esta serie de artículos, es cómo el concepto de salud que tenemos la mayoría de los occidentales nos recuerda casi exclusivamente a la salud física y prácticamente no contempla en ella la salud mental. Es más, cuando hablamos de “salud mental” usualmente estamos pensando en patologías psiquiátricas y no en una idea global de bienestar y confort. Para muchos, al hablar de “Salud Mental” hablamos de “locura”.
En palabras de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la SALUD mental se define como:
“Un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.”
¿Sorprendente, no? Estamos hablando de SENTIRSE y ESTAR BIEN. ¿Por qué acaso lo asociamos tanto a locura?
Es verdad que por años, más de un siglo claramente, la preocupación sanitaria y social respecto a la Salud Mental ha sido tratar con aquellos pacientes más graves y dar respuesta a una necesidad gigantesca de cuidado y atención a aquellos que más requerían de estos servicios. Sin embargo, hace ya mucho que como profesionales del área estamos ocupados de otras necesidades de la población.
¿Sabían ustedes que los grandes problemas psicológicos de las urbes actuales nada tienen que ver con la “locura”? Les doy un ejemplo más concreto. Hoy en día una gran parte de los “trastornos”, «padecimientos» o «desórdenes» (del inglés: «disorder») que se presentan en la población son los denominados “trastornos ansiosos”. Es decir, tenemos personas angustiadas, temerosas, estresadas, y finalmente que evitan un montón de situaciones que los incomodan. Las personas que “padecen” algún tipo de estos trastornos; llámese fobia social, crisis de pánico, agorafobia, ansiedad generalizada (por nombrar algunas); no son personas que “estén locas”. Son más bien personas con tendencia a canalizar y lidiar con sus problemas a través de la angustia.
Además del ejemplo anterior, cada vez son más las personas que desean tener una mejor “salud mental”, y acuden a un terapeuta como modo para sentirse mejor con ellos mismos y trabajar en relación a su crecimiento personal. ¿Es eso una patología? ¡Para nada! Es considerar tu propio bienestar psíquico como un tema de salud y cuidado personal que merece tu atención.
¿Es necesario acudir al psicólogo para tener buena salud mental? ¡No necesariamente! Podemos realizar ciertos cambios en nuestra rutina diaria en pos de estar más tranquilos y cómodos, y finalmente sentirnos mejor. Para algunos puede ser tener un tiempo para sí mismos, conectarse con su cuerpo (por ejemplo: hacer ejercicio), conectarse con sus emociones (escribir, dibujar, meditar) o lo que más deseen. Lo importante sí es disfrutarlo en plenitud y convertir esa actividad, sea cual sea, un espacio para nosotros mismos.
A pesar de lo anterior, es muy probable que en ciertos momentos de nuestra vida necesitemos una ayuda extra. Allí, un profesional de la salud mental puede acompañarte y trabajar contigo en aquello que requieras. La psicoterapia se transforma no sólo en la “resolución de un problema”, sino en una instancia de trabajo personal en pos de ti mismo y tu propio bienestar. Lo importante allí es definir cuándo es que requieres de este apoyo extra y no tener miedo de dar ese primer paso. Elige al terapeuta adecuado, uno con el cual te sientas cómodo, y “trabajen” en pos de un objetivo en común. Los resultados, si bien no son instantáneos, realizados de buena manera se mantienen en el tiempo y se transforman muchas veces en un antes y un después en tu propia vida.
Finalmente, me parece importante hacer hincapié en que es necesario ir cambiando el “switch” en relación a la salud mental. Llegar al punto en que no tengamos miedo de decir “tengo hora al psicólogo”, por pensar que seremos catalogados como “locos”. Recuerda: La Salud Mental tiene mucho más que ver con SALUD que con enfermedad.
Espero que este breve artículo les haya sido de utilidad, ¡hasta pronto!
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